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Futurismo

En Italia, el futurismo se acercó a la estética musical en transformación desde un ángulo diferente. Una idea fuerza de la filosofía futurista era la de valorar el "ruido", así como dotar de valor artístico y expresivo a ciertos sonidos que anteriormente no habían sido considerados ni siquiera remotamente como musicales. El "Manifiesto Técnico de la Música Futurista" de Balilla Pratella, publicado en 1911, establece que su credo es: "presentar el alma musical de las masas, de las grandes fábricas, de los trenes, de los cruceros transatlánticos, de los acorazados, de los automóviles y aeroplanos. Añadir a los grandes temas centrales del poema musical el dominio de la máquina y el victorioso reinado de la electricidad".

El 11 de marzo de 1913, el futurista Luigi Russolo publicó su manifiesto "El arte de los ruidos" (en italiano en original, "L'arte dei Rumori"). En 1914, organizó el primer concierto del "arte de los ruidos" en Milán. Para ello utilizó su Intonarumori, descrito por Russolo como "instrumentos acústico ruidistas, cuyos sonidos (aullidos, bramidos, arrastramientos, gorgoteos, etc.) eran manualmente activados y proyectados mediante vientos y megáfonos". En junio se organizaron conciertos similares en París.

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